
IA verde y computación energéticamente eficiente: Reducir la huella ambiental de los grandes modelos
La inteligencia artificial se ha convertido en un motor de innovación, pero su rápido desarrollo conlleva un coste ambiental considerable. La energía consumida por los grandes modelos de IA durante su entrenamiento y funcionamiento ha crecido de forma drástica, contribuyendo al aumento de las emisiones de carbono a nivel mundial. Para hacer frente a ello, investigadores y empresas están centrando sus esfuerzos en la computación energéticamente eficiente, conocida como IA verde, con el fin de reducir la huella ambiental de estas tecnologías.
La creciente demanda energética de los grandes modelos de IA
El entrenamiento de modelos avanzados de IA requiere una enorme potencia computacional y electricidad. Un solo modelo de gran tamaño puede consumir megavatios-hora de energía, generando emisiones de carbono comparables al consumo anual de decenas de hogares. A medida que los modelos se vuelven más grandes y complejos, sus demandas de entrenamiento aumentan, lo que convierte la eficiencia energética en un reto crucial.
Además del entrenamiento, el despliegue de estos modelos para uso en tiempo real también consume grandes cantidades de energía. Los centros de datos deben mantener un tiempo de actividad constante, consumiendo energía de forma continua tanto para la infraestructura de computación como para los sistemas de refrigeración. La expansión de los servicios de IA a nivel mundial ha intensificado esta demanda.
Los reguladores están reaccionando a esta tendencia. En 2025, la Unión Europea y el Reino Unido avanzan hacia requisitos más estrictos para el uso de energías renovables en los centros de datos que ejecutan sistemas de IA a gran escala.
Estrategias para reducir el consumo de energía durante el entrenamiento
La optimización algorítmica es uno de los métodos más prometedores para reducir el consumo energético. Técnicas como la poda de modelos, la cuantización y la destilación de conocimientos pueden reducir de forma significativa los requisitos computacionales de los modelos sin disminuir su precisión.
El hardware especializado también desempeña un papel vital. Los chips de IA modernos están diseñados con arquitecturas de alta eficiencia energética, lo que les permite ofrecer un alto rendimiento utilizando menos energía. Estos chips están convirtiéndose en estándar en los centros de datos enfocados en IA en 2025.
El aprendizaje por transferencia también reduce los costes energéticos al permitir a los desarrolladores construir nuevos modelos basándose en otros ya entrenados, evitando tener que empezar desde cero cada vez.
Centros de datos e impulso hacia las energías renovables
Los centros de datos son el núcleo de las operaciones de IA, y su consumo energético contribuye en gran medida a la huella de carbono del sector. Muchas de las principales empresas tecnológicas se han comprometido a utilizar fuentes de energía renovable, como la eólica, solar e hidráulica, para alimentar sus instalaciones.
En 2025, varios grandes centros de datos en Europa funcionan principalmente con energía renovable, estableciendo un punto de referencia para el sector. Esta transición es esencial para mitigar el impacto ambiental de la computación de IA a gran escala.
También se están implementando soluciones de almacenamiento de energía para estabilizar el suministro de energías renovables. Los sistemas de baterías almacenan el exceso de energía durante los periodos de alta producción y la liberan durante los periodos de baja generación, garantizando operaciones ininterrumpidas sin depender de combustibles fósiles.
Innovaciones en refrigeración para reducir el desperdicio energético
La refrigeración es una de las principales fuentes de desperdicio energético en los centros de datos. Los sistemas tradicionales de refrigeración por aire consumen mucha energía, lo que ha impulsado a la industria a buscar métodos más eficientes. Una innovación destacada es la refrigeración por inmersión líquida, donde los servidores se sumergen en un fluido conductor térmico para disipar el calor de forma más eficaz.
Otro método es aprovechar la refrigeración natural de climas fríos. Los centros de datos en regiones nórdicas aprovechan las bajas temperaturas ambientales, reduciendo la necesidad de sistemas de refrigeración artificial y disminuyendo el consumo energético global.
Los sistemas de control climático impulsados por IA también se utilizan para ajustar dinámicamente los niveles de refrigeración en función de las cargas de trabajo en tiempo real, optimizando aún más el consumo de energía.

El futuro de la IA verde en 2025 y más allá
El movimiento hacia la IA verde gana impulso a medida que aumenta la conciencia sobre el impacto ambiental de las tecnologías digitales. Gobiernos, empresas e instituciones de investigación están invirtiendo fuertemente en el desarrollo sostenible de la IA para equilibrar la innovación con la responsabilidad ambiental.
Se espera que los futuros sistemas de IA prioricen la eficiencia desde el diseño, utilizando menos datos, menos energía y materiales más sostenibles. Estos avances permitirán que el sector siga creciendo sin aumentar proporcionalmente su huella ecológica.
La conciencia pública también desempeña un papel importante. Las empresas están sometidas a una presión cada vez mayor para demostrar responsabilidad ambiental, y la eficiencia energética en las operaciones de IA se está convirtiendo en un factor clave de confianza pública y reputación de marca.
Colaboración y normas globales
La colaboración internacional será fundamental para dar forma al futuro de la IA verde. Las normas compartidas sobre eficiencia energética, informes y prácticas de sostenibilidad ayudarán a garantizar que el progreso en IA no se produzca a costa del planeta.
Organizaciones como la Agencia Internacional de la Energía y la Comisión Europea están trabajando en directrices para operaciones sostenibles de centros de datos, incluyendo puntos de referencia específicos para las cargas de trabajo de IA.
A medida que estas normas se adopten a nivel mundial, fomentarán la transparencia, la innovación y la competencia en la creación de sistemas de IA más ecológicos, garantizando que el crecimiento tecnológico se alinee con los objetivos climáticos globales.